Se trata de un centro hecho por voluntarios católicos que trabajarán gratuitamente en la reinserción de penados.

El Centro Genesaret inauguró este martes en la tarde y en dos semanas empezará a recibir a los primeros imputados en Flagrancia para trabajar en la reinserción social de los que son sometido a una “suspensión de juicio a prueba” mediante ese sistema especial del fuero penal.
El centro funciona en una casa ubicada en Ramón y Cajal 214 Norte, Capital, propiedad de una de las voluntarias que impulsó el nuevo movimiento católico. Y nació como fruto del acuerdo firmado entre la Corte de Justicia del Poder Judicial de San Juan, y el Arzobispado, como máxima autoridad de la Iglesia Católica. Esa acta acuerdo determinó que la Iglesia Católica y el Poder Judicial trabajarán juntos en reinsertar a las personas que cometieron delitos.
En este caso se destacó que la Oficina de Medidas Alternativas (OMA) de Flagrancia coordinará con CARITAS y con el movimiento Camino de Emaús la resinserción de las personas que son atrapadas in fraganti cometiendo un delito, que no tienen antecedentes y que son sometidas a una probation o “suspensión de juicio a prueba” (si el imputado no viola las reglas de conducta y cumple con la cantidad de horas de trabajo o de capacitación, se le da por resarcido el daño social).
En la inauguración estuvo presente el arzobispo Jorge Lozano, quien bendijo cada una de las instalaciones de la casa; el Padre Eduardo; el diputado nacional Walberto Allende; el director del Servicio Penitenciario Provincial, Javier Figuerola; el titular de la Comisión Justicia y Paz, Héctor Allende; personal de Flagrancia; vecinos y los voluntarios católicos que concretaron la creación del centro Genesaret.
El Padre Eduardo, con vasta experiencia en el trabajo con personas privadas de su libertad, es quien está a cargo del nuevo centro.
Matías Senatore, coordinador de Flagrancia, habló en el acto inaugural: “Estamos convencidos de que vamos a sumar esfuerzos y estamos agradecidos que nos hayan convocado a trabajar”.
Por su parte, Fabiola Lara, del movimiento Camino de Emaús del cual depende el Centro Genesaret, comentó que “la idea es ayudar a las personas que nos envían desde Flagrancia con herramientas para el autoempleo y el empleo, con educación, cursos y, en el futuro, para los más avanzados, cursos de auto aprendizaje. También se ofrecerá contención espiritual y humana para sostener estos procesos de reinserción para recomponer los vínculos”.
La iniciativa se originó en la Pastoral Penitenciaria a través del trabajo del Padre Eduardo. “Se vio la necesidad de acompañar a las personas que iniciaron el proceso de cambio y no tienen un lugar de contención, en la figura de un hogar, en la que puedan vincularse con otras personas”, explicó Fabiola Lara.
En el Centro Genesaret trabajan 20 voluntarios católicos en tres áreas: la formación para el trabajo, la de contención y acompañamiento y la de logística y recaudación de fondos para mantener la obra.
Por su parte, Lucio Roberto González, secretario de Promoción Social del Ministerio de Desarrollo Humano, comentó que “venimos transitando este camino, un poco inspirado por el diputado Walberto Allende, quien siendo ministro ha hecho muchos esfuerzos en involucrarse con temas muy sensibles para la sociedad, en este caso, con quien esté privado de la libertad”.
Además del convenio firmado con la Iglesia Católica, la Corte de Justicia también firmó convenios similares para la reinserción social con movimientos evangélicos, clubes deportivos, gremios y con el Sindicato Empleado de Comercio.

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